lunes, 10 de mayo de 2010

ANDREA MARIE BRODUS CORBERA

NUEVO MODELO QUE LLEVARÍA A LA PREDICCIÓN DE LAS AVALANCHAS.

Los investigadores han desarrollado un modelo matemático para la propagación de fracturas basado en minimizar un funcional de energía que conduce a ecuaciones de Euler-Lagrange diferentes en la región de la fisura que en el resto de la nieve, ecuaciones que han resuelto utilizando el método de elementos finitos. La nieve se modelo como un material granular formado por tres capas diferenciadas, la capa central es rígida pero puede colapsar y se encuentra entre dos capas, la inferior estática y la superior que puede deslizar (la avalancha). En cada capa suponen que los parámetros del material (densida, módulo de Young, modulo de cizalla y cociente de Poisson) son constantes pero diferentes entre una capa y otra. En las regiones de contacto entre capas consideran fuerzas de fricción de tipo Coulomb.

El modelo predice que el proceso de avalancha ocurre en dos etapas. En la primera, se forma el núcleo de la antifisura (anticrack), por una sobrecarga de la nieve o por precipitación, cuya longitud crece hasta alcanzar una longitud crítica. Este crecimiento de la antifisura es debido tanto a fuerzas perpendiculares y normales a la pendiente. En la segunda etapa, las fuerzas de contacto entre las capas de nieve en consideración modifican las condiciones de contorno, generando una inestabilidad que provoca la propagación de la fisura.

Dependiendo de la fricción se producirá una avalancha (si es pequeña) o sólo se producirá un “aviso” (una avalancha fallida) que generará un sonoro ruido. Este modelo en dos etapas explica varios fenómenos curiosos. Por ejemplo, por qué ciertas fracturas de la nieve no provocan avalanchas (la antifisura se propaga sin generar una avalancha), o por qué esquiadores que se mueven lejos, en zonas planas o con poca pendiente, pueden ser la “mariposa” cuyo aleteo provoca la avalancha (el esquiador genera una antifisura que se propaga sin avalancha hasta alcanzar, lejos, un terreno suficientemente inclinado como para producir la avalancha).

En resumen, el nuevo modelo predice que no hay una pendiente crítica a partir de la cual se propagan las fisuras generando una avalancha. Esto es importante para los esquiadores ya que las señales sonoras que advierten de posibles avalanchas, que en terreno con poca pendiente suelen ser tratadas como en la fábula de “Pedro y el lobo”, no pueden ser consideradas como del todo inofensivas, más bien al contrario. Este nuevo modelo sustenta teóricamente muchas de las ideas que se barajan en el campo de experimental sobre predicción de avalanchas, donde la “experiencia” es un grado. Habrá que estar “al loro” para ver si el modelo ayuda al desarrollo de mejores modelos por ordenador prognósticos y predictivos de avalanchas (quizás apoyados con datos satelitales o de estaciones de vigilancia específicas)



CONSEJOS GENERALES PARA CONDICIONES

1. Información. Infórmese previamente de las previsiones del tiempo y del estado de las carreteras por las que piensa circular. Valore la urgencia del desplazamiento que piensa realizar y los riesgos de acuerdo con las predicciones oficiales.

2. Condiciones de hielo y nieve. Considere que con una temperatura exterior al coche que no supere los 4º C se incrementa el riesgo de que puedan aparecer placas de hielo y/o nieve, en condiciones de humedad o de lluvia. Conducir en estas condiciones es extremadamente peligroso, especialmente para aquellos conductores de zonas secas y cálidas no acostumbrados a este tipo de contingencias en carretera. Extreme la precaución de madrugada o a primera hora de la mañana ya que hay más probabilidades de encontrar hielo.

3. Equipamiento. Vaya convenientemente equipado, piense en una conducción que se tenga que hacer en condiciones extremas por causas no previstas:
Depósito lleno de combustible, reposte con frecuencia. Le dará estabilidad al coche aparte de autonomía para la calefacción.
Cadenas. Aprenda como ponerlas y acuérdese de llevar la señalización obligatoria para le momento de ponerlas.
Teléfono móvil y cargador.
Líquidos y alimentos. Lleve una patata cruda.
Calzado y ropa adecuada para nieve o hielo.
Equipamiento general (chalecos, triángulo...)
Revise los anticongelantes o refrigerantes de los depósitos con líquidos.
Neumáticos con la presión adecuada.
Verifique que los soportes de los parabrisas funcionan correctamente.

4. Frenos. Reduzca la velocidad en condiciones de hielo o nieve y evite frenazos bruscos. Pueden ser muy peligrosos. El pedal del freno debe pisarse con mucha suavidad. En caso de que su vehículo este equipado con frenos ABS, pise el pedal a fondo. Si ha perdido el control del vehículo, intente controlarlo con el volante, levantando el pie del acelerador y sin recurrir al freno.

5. Derrapes. Su su coche derrapa gire el volante hacia el lado al que ha girado la parte trasera de su coche y enderece. No frene.

6. Circulación. Si las condiciones le permiten conducir siga los siguientes consejos:
Mientras circule en condiciones de escasa nieve, con neumáticos o cadenas adecuadas, intente circular por la parte de la carretera por donde exista nieve virgen, evite circular por las marcas por donde han circulado otros vehículos.
Incremente la distancia de seguridad con respecto a otros vehículos que estén circulando.
En los casos en los que deba utilizar cadenas, por el estado de la carretera, o cuando lo indique Tráfico, estas deberán colocarse en las ruedas motrices. Retire las cadenas tan pronto desaparezca la nieve o hielo.
No siga con una alta capa nieve en la carretera, terminará dañando los bajos de su vehículo. Aparque en un lugar seguro y siga las instrucciones en el caso de parada en carretera con nieve. balancear el coche hacia delante y hacia atrás utilizando la segunda marcha y la marcha atrás sucesivas veces.


8. Visibilidad limpiaparabrisas. El truco de la patata da excelentes resultados. Frote media patata por fuera y por dentro del cristal. Evitará por fuera el agua y por dentro que se empeñen los cristales. Enfoque las salidas de aire interiores hacia el parabrisas y ventanillas, para evitar el empañamiento. Encienda la luneta térmica trasera.

PARADA DEL VEHÍCULO CON NIEVE

0. Contactar a los servicios de emergencia a través del móvil, indicando la posición de su vehículo. Esto es muy importante si por la carretera por donde circula no hay mucho tráfico.

1. Calefacción. Arranque y mantenga el motor encendido con la calefacción del vehículo periódicamente para mantener la temperatura en el interior del vehículo. Controle periódicamente, saliendo del coche, si el tubo de escape ha sido obstruido por la nieve. De estar obstruido correría el riesgo de envenenamiento cada vez que encienda el vehículo y esté dentro del coche con todo cerrado.

2. Información. Intente obtener información a través del teléfono móvil y la radio. Administre y planifique sus existencias de combustible, bebida y comida.

3. Dejar capa de nieve en el coche. No quite la nieve que caiga encima de su vehículo hasta que no se disponga a partir nuevamente. Esa nieve actúa de aislante de bajadas extremas de temperaturas en el exterior de su vehículo.

4. Arranque y salida. Cuando arranque su vehículo haga la salida con la segunda marcha.




CONGELACIÓN

Para evitar la acción extrema del frío sobre nosotros, es esencial ir equipados con el material más adecuado a la actividad a realizar. En caso contrario, estamos expuestos sobre manera a sufrir congelaciones, que pueden llegar a suponer amputaciones e incluso la vida.

Las zonas corporales que suelen verse más afectadas son las extremidades distales, (pies, manos y sus dedos especialmente), así como la cara, (nariz y orejas esencialmente).

El punto de congelación del cuerpo humano está entre -0,53 y -0,55°C.

1º Prevención:
* Ropa adecuada: Botas dobles, calcetines secos, prendas de abrigo y prendas corta vientos, gorros o pasamontañas, guantes y/o manoplas.
* Alimentación calórica adecuada.
* Ingesta de líquidos calientes habitualmente.
2º Síntomas de Congelación:
Las partes expuestas al frío, cursan de forma curiosa, con una primera fase de intenso dolor y enrojecimiento, para más tarde dejar de doler y comenzar a cambiar de color hacia el blanco, y más tarde al negruzco, junto con la insensibilidad de la zona afectada.

3º Tratamiento:
En lo que puede ser un principio de congelación, la forma más elemental de mejorar, será retirar las prendas húmedas y sustituirlas por secas, mantener al afectado en lugar seco y cálido (saco de dormir) y calentar las zonas afectadas acercándolas al centro del propio cuerpo, o de un compañero.
Puede administrar se aspirina o ibuprofeno, así como realizar baños de agua tíbia, a la que se le añadirá Betadine o similar. En todo caso se hace indispensable evacuar al afectado a un centro médico para su tratamiento pues es imprevisible como puede evolucionar una lesión por hipotermia.
El recalentamiento en casos de mayor gravedad no debe intentarse hasta que se esté en un centro médico o lugar adecuado, ya que puede causar agravamiento si no se hace en las condiciones adecuadas.
No intentar en ningún caso recalentar la zona afectada acercándola al fuego, recordemos su insensibilidad, lo que podría producir que quemásemos al afectado sin que éste se percatase.


LA CEGUERA POR NIEVE

Se produce cuando la intensidad de los rayos solares, reflejados por el hielo y la nieve, especialmente cuando el sol está en los alto (también puede aparecer en tiempo nublado) lesiona los ojos.
Se manifiesta con sensibilidad a la luz (hay que entrecerrar los ojos para mirar) parpadeo, lagrimeo. Más adelante aparece inflamación, enrojecimiento, sensación de arenillas e incluso ceguera.
Es muy fácil prevenir la ceguera producida por la nieve utilizando unas gafas de sol adecuadas. Si no disponemos de ellas podemos improvisarlas con corteza de árboles (ver ilustración en Peligros ambientales I) o pintando de negro con ceniza o un corcho quemado alrededor de los ojos.
El tratamiento consiste en procurar oscuridad, vendando los ojos si es necesario. Si duelen los ojos se pueden aliviar aplicando paños mojados sobre ellos y sobre la frente.

Teoría y psicología de la supervivencia Supervivencia deportiva y supervivencia real

La supervivencia deportiva es un deporte de aventura con múltiples facetas, ya que requiere conocimientos de técnicas de variadas disciplinas (orientación, escalada...) y del medio (botánica, meteorología...) que nos permitan desenvolvernos en la naturaleza, reconocer y aprovechar sus recursos y evitar sus peligros.
La práctica de este deporte fortalece el cuerpo y la mente y aumenta la seguridad en nosotros mismos, nuestra capacidad de improvisación, de lucha por la existencia y nos prepara para una situación de supervivencia real. Sin embargo, la mayoría de nosotros jamás tendremos que enfrentarnos a tales circunstancias, pensaréis.
Es cierto que no necesitaremos comer grillos ni dormir en un refugio improvisado, pero los beneficios psicológicos que proporciona nos ayudarán a enfrentarnos a la lucha por la vida en nuestra sociedad consumista depredadora. Por otro lado, cualquiera que practique montañismo puede verse incomunicado en medio de ninguna parte por un brusco cambio de tiempo, los trekkings a zonas salvajes y apartadas están cada vez más de moda, con el riesgo de perderse o tener un accidente, aunque sea mínimo, siempre presente, y millones de personas viven en zonas con peligro de inundaciones o terremotos. Incluso en la era de las telecomunicaciones, cuando todo el globo terrestre está fotografiado y cartografiado, existen zonas salvajes a las que nuestra civilización no ha llegado y en las cuales no tendremos dónde enchufar el microondas ni podremos dormir en un colchón Flex. Pero no nos engañemos, nadie está totalmente preparado para enfrentarse al violento choque mental y emocional que supone encontrarse abandonado y solo en un lugar remoto. Las técnicas de supervivencia nos ayudarán a vencer al medio, pero el peor enemigo está dentro de nosotros: pánico, soledad, desesperación..., y para vencerlo hay que conocer cómo funciona.

El poder está en la voluntad .Debemos tener en cuenta que una situación de supervivencia es una prueba de resistencia. Y en este tipo de pruebas el músculo que jamás debe fallar es la voluntad. Voluntad de vencer, voluntad de sobrevivir, este es el factor más importante.

Al final todo se reduce a una actitud psicológica fuerte que nos permita enfrentarnos sin desfallecer a la desesperación, la angustia, el tedio, el dolor, el hambre, la fatiga... Si no estamos mentalmente preparados para enfrentarnos con lo peor tendremos pocas posibilidades de sobrevivir.
Aliado y enemigo: miedo y pánico Es imposible no sentir miedo cuando uno se encuentra aislado y perdido lejos de la civilización. El miedo es una reacción natural de todos los animales frente a elementos hostiles, una descarga de hormonas en la sangre que agudiza los sentidos y prepara el cuerpo para luchar o huir. En este sentido, el miedo es, sin duda, beneficioso. La cara oscura del miedo es el pánico. El miedo descontrolado e irracional. Jamás debemos caer en él. El pánico es destructivo, conduce a la desesperación, impide analizar la situación con claridad y tomar decisiones positivas. Conocer las técnicas de supervivencia inspira confianza y es un paso muy importante para evitar sucumbir al pánico. Por otro lado, debemos concentrar nuestro pensamiento en el análisis de la situación y las tareas que debemos realizar para aumentar nuestras probabilidades de supervivencia, y eliminar de inmediato cualquier pensamiento autocompasivo, o de desesperación. Los enemigos silenciosos: soledad y tedio La soledad y el tedio llegan de forma gradual una vez que el individuo, realizadas las tareas inmediatas, se sienta a esperar y la mente comienza a divagar y a jugarnos malas pasadas. Con ellas aumenta la depresión y disminuye la voluntad de sobrevivir. Se combaten de la misma manera que el miedo y el pánico: manteniendo la mente ocupada. Siempre existen tareas que realizar para aumentar las probabilidades de ser rescatado (preparar fogatas, señales...) o simplemente para estar más cómodos (construir un refugio... ). Analícense los peligros o emergencias que nos pueden sobrevenir y prepárense planes para afrontarlos.
Es buena idea elaborar un programa de actividades que nos imponga disciplina al cuerpo y la mente y llevar un diario. Y si ves que ya no se te ocurre nada que hacer y que tu mente comienza a desobedecerte hundiéndose en le desesperación, corta unas flores y haz un mosaico en el suelo con ellas. Cualquier cosa en buena con tal de que nuestra mente y nuestra actitud no zozobre. La mejor arma: estar preparados Indudablemente, nadie espera encontrarse en una situación de este tipo, pero si viajamos por zonas deshabitadas o en avioneta o por mar, el riesgo, aunque sea mínimo, siempre está presente. La regla principal que todo el mundo debe seguir es informar a alguien de cual va a ser nuestro itinerario. De esta manera aumentan nuestras posibilidades de ser rescatados con brevedad. Llevar un equipo de supervivencia en nuestra mochila, un manual de supervivencia y conocer las técnicas que nos ayudarán a sobrevivir proporciona una gran fuerza psicológica.
Por otro lado, una vez extraviados, siempre hay que prepararse para el supuesto de que pasaremos un largo periodo de tiempo en el que tendremos que seguir vivos, incluso aunque hayamos informado de nuestra ruta. Normalmente es mejor permanecer al lado del vehículo accidentado. Si nos alejamos de la ruta que habíamos trazado para nuestro viaje tendrán más dificultades para rescatarnos. No debemos olvidar que el momento más duro será cuando el avión o el barco se aproxime a nosotros y pase de largo. Supondrá una dura prueba psicológica; la desesperación y el abatimiento en estos casos son naturales, pero debemos luchar contra ellos y pensar que ya pasará otro. Si nos están buscando, antes o después volverán.
La preparación física también es importante. Lógicamente tendrá mas posibilidades de sobrevivir quien está en buena forma que quien no. Pero el riesgo no se encuentra en estar en baja forma, si no en ignorarlo. Debemos valorar nuestra fuerza y resistencia de forma realista, sin dejarnos influir por las marcas de nuestra juventud. Hay que tener la sensatez de adecuar nuestras actividades a lo que somos capaces de hacer. Acometer empresas que luego no podremos terminar sólo sirve para derrochar una energía muy valiosa y que nos invada la desesperación.

Cómo actuar Tener un plan de acción aumenta nuestra confianza y mantiene nuestra mente ocupada. Los siguientes puntos pueden ayudarnos a elaborarlo.

1.- Análisis de la situación: Se debe analizar la situación para organizar un plan. Quizá hay heridos, o me amenaza algún peligro. Tener agua y alimentos es importante, igual que poder obtenerlos por los alrededores. A la hora de trazar un plan hay que establecer prioridades. Hay que tener en cuenta los peligros del entorno y cómo evitarlos. En ocasiones, dependiendo de cada situación concreta, habrá que alterar el orden de las prioridades o sustituir unas por otras. Por ejemplo: -Prestar primeros auxilios -Preparar las señales -Abastecerse de agua -Procurarse un refugio -Abastecerse de comida -Prepararse para desplazarse (normalmente suele ser mejor permanecer al lado del vehículo accidentado) Es útil preparar un inventario del material, el agua y la comida de la que disponemos y prepararnos para abastecernos por nuestros propios medios de estos últimos antes de que se agoten las reservas.

2.- No tener prisa: Salvo en los casos de urgencia médica, la conservación de nuestra energía es un factor más importante que el tiempo. Por otro lado, el agotamiento por una actividad física sin un objetivo preciso provoca una situación de desamparo que socava nuestra moral. Por ello, todo lo que hagamos tiene que responder a un plan y un objetivo preciso.

3.- Recordar dónde te encuentras: Probablemente tendremos que alejarnos del lugar del accidente o de nuestra base o refugio para explorar los alrededores. En estos casos hay que tomarse un tiempo en analizar los rasgos del paisaje y hacer un mapa mental del lugar. Debemos marcar el camino para poder volver sobre nuestros pasos y no perdernos, pues el golpe psicológico que provoca esta situación es durísimo.

4.- Dominar el miedo y el pánico: Hay que mantener la mente ocupada con estas medidas. Debemos ser optimistas y confiar en ser rescatados, pero también debemos prepararnos para afrontar futuros problemas.

5.- Improvisa: En una situación de supervivencia siempre hay algo que hacer. Utilizar nuestra inventiva y creatividad aumenta nuestra confianza.

6.- Valora tu vida: Si perdemos la voluntad de sobrevivir, el deseo de mantenernos con vida, el conocimiento de estas técnicas es inutil. No debemos correr riesgos innecesarios que puedan provocarnos un accidente. Circunstancias personales Las personas que emprendan viajes, especialmente si van a zonas alejadas o peligrosas, deben tener en cuenta sus necesidades personales. Diabéticos, alérgicos etc. deben incluir sus medicamentos en el equipaje. También deberían llevar unas gafas de repuesto quienes las necesiten. Cada uno debe conocer sus circunstancias y prepararse para afrontarlas.